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Que ninguna vocación se pierda por falta de ayuda

“Según el testimonio de numerosos obispos de los países de misión, más de una diócesis hoy día correría el peligro de ver reducida su esperanza de contar con un clero autóctono, si no gozará de la ayuda aportada por la Obra de San Pedro Apóstol. No cerremos nuestro corazón: ¡lo que hemos recibido de su bondad, démoslo también nosotros con alegría!” (San Juan Pablo II, Carta Apostólica en el centenario de la POSPA, 5).

Ayudemos al Papa en su labor por las vocaciones sacerdotales del mundo

Jesús llamó a hombres concretos, con rostro y cultura propia. La Iglesia, a lo largo de la historia de la evangelización, ha ido promoviendo el clero nativo y ha visto con claridad que Dios es generoso y que siembra la semilla vocacional en el corazón de muchos jóvenes de las diversas comunidades cristianas que Él mismo suscita. Esto normalmente lo realiza por medio de la predicación y del testimonio de vida de los discípulos misioneros del Señor.

No hay duda de que nuestra mejor ofrenda es una vida fiel al Señor, ser de verdad un creyente que honestamente está en conversión y santificación permanente. Cada fiel está llamado a vivir en plenitud su Bautismo. Ser bautizado, significa ser cada vez más y más un verdadero hijo de Dios. Esto implica vivir la doble llamada a la santidad y a la misión.

Unida a la ofrenda de nuestra vida en camino de santidad, es también necesario dar nuestro aporte económico por esta Obra del Papa para “que ninguna vocación se pierda por falta de ayuda”.

En el siglo XVII, el beato Papa Inocencio XI decía: “quiero más la ordenación de un sacerdote indígena que la conversión de 50.000 cristianos”. Esta frase nos demuestra la magna importancia que tiene el apoyar a los seminaristas, especialmente a aquellos que en África, Asia y América se preparan para servir en sus propias culturas y en la misión universal de la Iglesia.

Monseñor Gerardo Valencia Cano decía: “Sentimos la orden imperiosa del Vicario de Cristo de formar al clero nativo. Este clero secular para la selva y el llano, el desierto y la costa, había de ser un invento tan maravilloso como la luz eléctrica”.                                            

Es maravilloso considerar el particular momento de gracia que el Señor nos permite vivir con el pontificado del Papa Francisco, el Papa alegre, el Papa humilde y sencillo, el Papa sabio, claro y decidido. En sus mensajes encontramos un constante llamado a salir de nosotros mismos, a darnos y a dar el Evangelio a los demás, a tener la valentía de anunciar a Cristo viviendo nosotros, no un cristianismo mundano, sino un cristianismo auténtico que implica el gozo de abrazar la cruz por amor al Señor y por amor a los hermanos.

Es en esa perspectiva de fe que debemos vivir nuestra participación en la POSPA, la Obra del Papa que apoya las vocaciones misioneras del mundo entero.

Colombia y el mundo han recibido el testimonio de santidad y de misión que nos transmite Santa Laura Montoya. Bien la podemos llamar “Maestra de misioneros”. La Iglesia, al canonizarla, nos la propone como testigo auténtico y seguro del seguimiento del Señor. Dos de las convicciones fundamentales de fe vividas por Santa Laura fueron la fidelidad a Dios y la plena confianza en él. En una ocasión una mujer desesperada por su vida disoluta y ya al borde del suicidio, es atraída por el rostro sereno y lleno de paz de la joven maestra Laura Montoya. El golpe de gracia para la conversión de aquella mujer desesperada, fueron las siguientes palabras que escuchó de Santa Laura: “piense en que mi paz es hija de la confianza en Dios”.

La fe se estanca cuando nos guiamos por nuestros esquemas mentales, por nuestro parecer, por nuestros falsos “respetos humanos” o por nuestra pereza espiritual, que es inevitable consecuencia de una vida según los criterios del mundo, que en el fondo se reducen a uno solo: el egoísmo. Una vida guiada por el egoísmo no sirve, imposibilita la felicidad y frustra el proyecto de Dios para cada persona.

Gracias queridos amigos del Papa, no olvidemos que nuestra comunión con el Vicario de Cristo en la tierra es signo seguro de comunión con el Señor. Dios bendiga la oración, el sacrificio, la vida fiel y el aporte económico que han dado o que puedan dar por la POSPA, la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para apoyar la causa vocacional universal.Cada viernes la Sede Nacional OMP celebra una EUCARISTÍA por los socios de la POSPA y por sus intenciones. Además los inscribimos en nuestro LIBRO DE ORO SOCIOS POSPA para tenerlos en cuenta en nuestras oraciones.

Le hacemos cordial invitación a asociarse a la POSPA siguiendo los siguientes pasos:

  • Ofreciendo su oración, sacrificio y fidelidad al Señor Jesús por la santificación de los sacerdotes y misioneros.
  • Dando un aporte económico que puede consignar a nombre de:Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. En una de las siguientes cuentas: Bancolombia,  cuenta de ahorros N° 20557000743. Banco de Bogotá, cuenta corriente N° 032014946. Banco Agrario, cuenta corriente N° 008200122888.
  • Luego envíe el comprobante escaneado o fotografiado al emailpospapum@ompdecolombia.org