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Jornada Nacional de la Juventud

Agosto de 2019

Cristo vive ¡Queridos jóvenes!

El Papa Francisco ha llamado el mes de octubre el Mes Misionero Extraordinario, recordando nuestro compromiso al ser bautizados y enviados, donde todos estamos llamados a ser anunciadores del Reino de Dios: Jesucristo es el centro de nuestra vida cristina y quiere estar con nosotros, caminar a nuestro lado abriéndonos espacio para ese saber vivir en su compañía y transmitir a los demás todo lo que llevamos dentro a cerca de nuestra relación con Dios para que otros también lo amen.

En la Exhortación Apostólica Postsinodal Cristus Vivit el Papa Francisco se dirige a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios trae para esta jornada de la juventud el llamado y la respuesta de jóvenes del Antiguo y Nuevo Testamento que sintieron el llamado y respondieron a la misión para la cual el Señor los llamaba. Vamos a recordar desde esta Exhortación algunos de ellos que como ustedes jóvenes dijeron sí a Dios:

Por ejemplo, vemos que José era uno de los más pequeños de la familia (cf. Gn. 37,2-3). Sin embargo, Dios le comunicaba cosas grandes en sueños y superó a todos sus hermanos en importantes tareas cuando tenía unos veinte años (cf. Gn. 37-47).

Samuel era un jovencito inseguro, pero el Señor se comunicaba con él. Gracias al consejo de un adulto, abrió su corazón para escuchar el llamado de Dios: «Habla Señor, que tu siervo escucha».

El rey David fue elegido siendo un muchacho. Cuando el profeta Samuel estaba buscando al futuro rey de Israel.

En la parábola del hijo prodigo el hijo más joven que deja la casa paterna, vuelve arrepentido a la casa del padre. Sin embargo, supo recapacitar para empezar de nuevo (cf. vv. 17-19) y decidió levantarse (cf. v. 20). Es propio del corazón del joven disponerse al cambio, ser capaz de volver a levantarse y dejarse enseñar por la vida.

También, está Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La Palabra de Dios nos pide: «Eliminen la levadura vieja para ser masa joven» (1 Co. 5,7). Al mismo tiempo nos invita a despojarnos del «hombre viejo» para revestirnos del hombre «joven».

Estos ejemplos de vida son para ustedes jóvenes más que suficiente para recapacitar en la vida y seguir el camino que nos lleva a la vida de paz, amor, reconciliación y amistad con Dios y los hermanaos.

En los jóvenes también están los golpes, los fracasos, los recuerdos tristes clavados en el alma. Muchas veces «son las heridas de las derrotas de la propia historia, de los deseos frustrados, de las discriminaciones e injusticias sufridas, del no haberse sentido amados o reconocidos». Además «están las heridas morales, el peso de los propios errores, los sentimientos de culpa por haberse equivocado». Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio, su compañía sanadora, y la Iglesia quiere ser su instrumento en este camino hacia la restauración interior y la paz del corazón.

Queridos jóvenes quiero invitarlos a leer esta bella exhortación cargada de mucho significado para todos ustedes como es la búsqueda de la propia santidad donde el Papa coloca el ejemplo de jóvenes que dieron la vida por Cristo como fueron: San Francisco de Asís, Santa Juana de Arco, Santo Domingo Savio, el Beato Marcel Callo entre otros… Esa vida que se dona a diario con la renuncia, el sacrificio y la oración y todo por aquel que nos ha amado, hasta dar la vida en el madero de la cruz por nuestra salvación.

El Señor nos llama a encender estrellas en la noche de otros jóvenes, nos invita a mirar los verdaderos astros, esos signos tan variados que Él nos da para que no nos quedemos quietos, sino que imitemos al sembrador que miraba las estrellas para poder arar el campo.

Hna. María Nelly Rúa Vélez. Secretaria de la Propagación de la Fe

Catequesis

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