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Colombia dentro de la Obra Propagación de la Fe, para ayudar a TODAS LAS FAMILIAS: A CRECER EN SU FE CATÓLICA, Y A REALIZAR SU PROPIA VOCACIÓN EN EL ESPÍRITU MISIONERO UNIVERSAL funda el programa de FAMILIAS MISIONERAS.

FAMILIA MISIONERA no es asociación, grupo o movimiento. Es un Programa que presta un servicio de ANIMACIÓN MISIONERA A TODA LA IGLESIA: a los movimientos familiares, a los agentes de pastoral, a las familias de niños y jóvenes de Infancia y Juventud Misionera, a las Parroquias.

¿Cómo nació?

El Programa Familia Misionera nació a finales del año 1989. Veamos cómo lo relatan sus gestores:

Uno de esos días en que sólo se hablaba de violencia, pérdida de valores, jóvenes desorientados, descomposición social a todo nivel, varias familias nos preguntamos… como familia ¿en qué podemos ayudar concretamente? ¿Qué será lo que Dios pide a nuestras familias? Reflexionamos y asumimos a la luz de la Encíclica Familiaris Consortio de su santidad Juan Pablo II, que la familia tiene un papel muy importante y definitivo: “CONSTRUIR UNA VERDADERA COMUNIDAD INTIMA DE VIDA Y AMOR” y ayudar a otras familias a que también lo sean. Fue así cuando empezamos a trabajar con otras familias también inquietas por la situación de la familia. Inició un buen número de familias dedicando tiempo después del laboral a su formación bajo la orientación del P. Julio Daniel Botía Aponte, Director Nacional de las O.M.P. en ese tiempo. Comenzamos primero por “el ser” y luego por “el hacer”. En la medida que se aprendía lo hacíamos vida y lo compartíamos a otras familias y qué enriquecimiento y experiencia tan maravillosa. Hoy somos un buen número de Familias Misioneras y Animadoras en varios lugares de nuestro país y en otros países especialmente de América latina y el Caribe. Asumimos y nos concientizamos de las palabras de su santidad Juan Pablo II “LA FAMILIA ES MISIONERA O NO ES FAMILIA CRISTIANA”. Celebramos en el 2009 los veinte años de servicios misioneros y en ella nos propusimos para el año 2014 tener un Encuentro Continental de Familias Misioneras con motivo de sus veinticinco años de existencia.

En Urabá el Programa se inició en los primeros días de octubre de 1995, con un encuentro realizado en el Sinaí durante los días 6, 7 y 8 de dicho mes y al que habían sido convocadas por parte del Centro Misionero y del Director Diocesano de OMP, familias de las diferentes Parroquias de la Diócesis. Participaron las Familias Quirama Ospina de la Parroquia San Sebastián de Chigorodó, Salazar Estrada de la Parroquia Divino Niño de la misma población y Pájaro Posada de la Parroquia Divino Niño de Turbo. A éstas familias se han ido agregando poco a poco más familias ante todo del Eje Bananero, hasta contar hoy día con un número significativo de familias y personas comprometidas.

¿Qué se propone?

Formar familias que sean misioneras en su Interior, en su comunidad local y hacia todas las gentes. El Programa ofrece el servicio de Animación Misionera, Formación Misionera, Organización Misionera, Comunión Misionera y Cooperación Misionera, para que las familias realicen su vocación y compromiso dentro del plan de Dios, en su estado de vida. Con ello se busca despertar en las familias el sentido misionero universal para cumplir mejor la misión como verdaderas familias católicas, bautizadas y enviadas a propagar el reinado de Dios a todos los lugares.

¿Qué realiza la familia en cada uno los niveles?

Para ser Misionera dentro del propio hogar, la familia se propone:

  • Ser verdadera comunidad de vida y de amor. Tener a Dios amor como centro del hogar.
  • Transmitir y cuidar responsablemente de la vida de todos los miembros de la familia.
  • Apreciarse, valorarse, compartir lo que se es y ayudarse a progresar en todos los aspectos.
  • Comprenderse, reconciliarse y reflejar en familia el amor y la paz de Dios.
  • Ser Iglesia en pequeño: comunidad eclesial viva, dinámica y misionera.
  • Hacer cada día la “Escuela de amor con Jesús” escuchando bien la Palabra, meditándola, orándola, viviéndola y comunicándola a otros hermanos.
  • Compartir la educación en la fe.
  • Compartir en familia la oración y la Eucaristía.
  • Animarse los unos a los otros para incrementar el espíritu misionero universal.
  • Formarse para la misión “más allá de las propias fronteras”.
  • Participar en el encuentro de iniciación a “Familia Misionera”.
  • Realizar el “encuentro semanal de familia”, en el cual se escucha la Palabra de Dios, se comparten las experiencias de familia y se preparan para servir a otras familias. Aprovechar los guiones y otros materiales misioneros elaborados para el crecimiento como Familia Misionera.
  • Informarse sobre las misiones en familia.


Para ser misionera en su comunidad, la familia se propone:

  • Ser familia amiga de todos, de puertas abiertas y corazón sin fronteras.
  • Ayudar a otras familias para que sean verdaderas comunidades de vida y de amor.
  • Compartir la oración con familiares y amigos.
  • Anunciar el Evangelio a familiares, amigos vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio y a otros hermanos de la comunidad.
  • Visitar cada mes, en familia, a una familia necesitada. Compartir el propio pan y la fe con las familias más necesitadas. Llevarles la Palabra, la vida nueva y el amor de Dios.
  • Colaborar con la pastoral de la parroquia.
  • Animar a otros familiares y amigos para que sean buenos misioneros.
  • Apoyar la formación y el servicio de las vocaciones misioneras.
  • Participar en una Eucaristía – Encuentro mensual con otras “Familias Misioneras” para compartir testimonios misioneros, recibir aportes formativos y proyectar servicios misioneros para las familias de la comunidad.
  • Participar también en la “Convivencia semestral”, en la cual se intercambien experiencias misioneras, se estudie un tema formativo y se acuerden líneas de acción para el servicio misionero a las familias.
  • El amor es expansivo, por lo tanto la familia evangelizada, indefectiblemente se convierte en familia evangelizadora que lleva a la familia a compartir con familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos, la experiencia de vivir y sentirse discípula misionera.


Para ser misionera hacia todas las gentes, la familia se propone:

  • Vivir en comunión con la Iglesia diocesana y del mundo entero.
  • Ofrecer el testimonio de vida cristiana por las misiones y por los misioneros. Consagrarse a vivir santamente por las misiones.
  • Ofrecer, cada día, oraciones y sacrificios por las misiones del mundo entero.
  • Mantener activa la “alcancía misionera” y contribuir con una generosa ofrenda económica a las necesidades de los misioneros y de las misiones católicas.
  • Tener un corazón misionero universal para servir a todas las gentes.
  • Salir a evangelizar al lugar donde Dios envíe, más allá de las propias fronteras.
  • Ayudar a otros hermanos a que realicen servicios misioneros, sobre todo a favor de los no cristianos.

¿Para qué?

  • Despertar y formar en las familias el sentido misionero universal para que vivan mejor su misión como verdaderas familias católicas.
  • Promover la comunión y el servicio misionero dentro de cada familia y desde ellas hacia otras familias, en su propio ambiente y más allá de las fronteras.
  • Promover y apoyar la animación misionera de los servidores de pastoral familiar.
  • En síntesis: para ser y hacer discípulos misioneros para Jesucristo.

¿Para quiénes?

El Programa se presenta a todas las familias católicas, con especial atención a las familias de los niños vinculados a la Obra de Infancia Misionera y a la de los jóvenes y enfermos vinculados a la Obra Propagación de la Fe.  También a los movimientos familiares, Agentes de Pastoral Familiar, sacerdotes, religiosas y Familias interesadas en el Programa.

¿Qué se hace?

El Programa FAMILIA MISIONERA para dar cumplimiento a lo que se propone, tiene dos Actividades específicas:

  •  EL ENCUENTRO DE INICIACIÓN.
  • LA ESCUELA PARA FAMILIAS ANIMADORAS MISIONERAS (EFAM)

Estas dos Actividades Específicas tiene cada una, bien claro su Objetivo General y sus Objetivos Específicos.  El contenido temático del Encuentro de iniciación se da en una jornada de 8 horas.  La EFAM consta de dos niveles que se dan en una Jornada de 30 horas cada una, con Actividades específicas Presenciales y Actividades a Distancia para realizar en más o menos un año. Las Familias Animadoras Misioneras hacen su Consagración y el Envío Misionero.

A nivel familiar: La familia escoge un “día familiar” para adelantar en su formación y proyección misionera, para crecer como familia, mediante un encuentro semanal familiar.  En éste la familia de manera creativa comparte la fe y las vivencias, crece en unidad, en espiritualidad y en general vive la vida de familia.  Cada familia define el tiempo de la reunión y designa un coordinador que logre la participación de todos.  Para estos encuentros las OMP ofrecen guiones (cartillas) que buscan la formación en las cuatro áreas: catequesis, espiritualidad, proyección y vida de familia.

El esquema para la reunión puede ser:

  • Oración o canto inicial.
  • Dinámica o ejercicio que esté en relación con el tema a tratar.
  • Lectura bíblica para la reflexión y profundización.
  • Dinámicas o ejercicios que ayuden  a la asimilación de los temas.
  • Compromiso que debe ser asumido por la familia y por cada miembro.  En todos los encuentros se evalúa y comparte el cumplimiento de éstos.
  • Oración por todas las necesidades el mundo.

A nivel parroquial o municipal: Encuentros periódicos que propicien la vivencia del compromiso como familias misioneras y la proyección de las mismas.

A nivel diocesano: Encuentros de un día de duración, con todos los integrantes del Programa.   Por medio de ellos se busca crecimiento a nivel familiar e intrafamiliar en la vivencia, comunión y proyección de las Familias. 

A nivel regional: Reuniones o encuentros de las Familias Misioneras de la región, con el fin de fortalecerse y compartir las experiencias de vida familiar, teniendo a Jesucristo como centro de las familias.

¿Quién anima el Programa?  

La animación del Programa a nivel Nacional, Diocesano y de Parroquia está dada por un Comité Central de Familias Animadoras Misioneras bajo la coordinación del Director Nacional de las OMP, los Obispos en sus Diócesis y los párrocos en su nivel, privilegiando el nivel local parroquial para que allí se formen Familias Misioneras y tomando como agente principal de esta acción pastoral a la misma familia, ofreciéndoles formación, apoyo, acompañamiento que facilite su evangelización más allá de sus propias fronteras.

Colombia, pionera de este Programa, en la Obra Propagación de la fe, realiza su animación y difusión desde el Comité Central Nacional hacia las Diócesis y de allí se irradia a las Parroquias comenzando por aquellas a donde cada Familia Animadora Misionera del Comité Central pertenece.  Este modelo de difusión se repite y se multiplica a nivel de Departamentos y ciudades de nuestro País y también en otros países donde se va llevando el Programa.  En Colombia conocen y hay Familias Misionera y Animadoras en: Bogotá, Bucaramanga, Buenaventura, Málaga, Garagoa, Arauca, San José del Guaviare, Soatá, Caucasia, Carepa, la Apartada, Apartadó, Marinilla, La Ceja, El Peñol, Santa Teresita, Tuparro, Pereira, Baraya, Villavicencio, Villa Monfort, Manizales, San Martín, Sunape, Guanape, Sabanalarga, El Dos, Docordó, Itsmina, Chigorodó, Guateque, Santa, Rosa de Osos. También en otros países como Ecuador, El Salvador, Honduras, Guatemala, Cuba, Costa Rica, República Dominicana, Puerto Rico, Brasil, Perú, Canadá… Antes de darse inicio al COMLA V en Belo Horizonte -1995, se hizo la presentación del Programa a unas 12 familias de diferentes países, -sólo Dios sabe hasta dónde ha fructificado ésta semilla-. Se comparte la metodología y los materiales que tenemos.  Ofrecemos el Encuentro de Iniciación para todas las familias que lo deseen, y aquellas que sientan el llamado a ser Familias Animadoras Misioneras, se les ofrece la EFAM.- Escuela para Familias Animadoras Misioneras-.

La sede del Programa se encuentra en Bogotá en las Obras Misionales Pontificias Transversal 28 N° 35-A-70 Tel (0571) 2442070 – (571) 2699968.  La Dirección Nacional del Programa la asume el Director Nacional de Misiones, actualmente es el Padre Javier Alexis Gil Henao.  Es asesorado por la Secretaria Nacional de la Obra Propagación de la Fe, actualmente es Hna. Maria Nelly Rúa Vélez.  

¿Qué beneficios proporciona el Programa? 

  • Crecimiento como familia cristiana y aprendizaje de las experiencias de otras familias.
  • Experimentar la felicidad de ayudar a otras familias en su crecimiento.
  • Ser colaboradores de Dios comunicando su amor a otras familias.
  • Cumplir la misión que Jesús ha encomendado a la familia, en la propia casa, en el ambiente y más allá de las propias fronteras.

Servicios que podemos aprovechar:

  • La programación de las OMP.
  • La asesoría de la sede nacional de las OMP.
  • El material para Encuentros de Familia Misionera que ofrecen las OMP. 
  • El material relacionado con Familia Misionera que se encuentra a través de internet.
  • La asesoría del Centro Misionero Diocesano de Apartadó, de los Párrocos, de los Equipos Diocesanos de Pastoral Misionera, y de la Dirección Nacional de Obras Misionales Pontificias.
  • Encuentros regionales de Familia Misionera que se organizan en cada país, en los cuales se intercambian experiencias y ofrecen información y formación misioneras para las familias animadoras.
  • Los Documentos de la Iglesia.

Conclusión

En varias oportunidades, Juan Pablo II dijo: "la familia cristiana, es misionera o no es familia cristiana".   Y en el Documento de Aparecida tiene especial significado lo que el Papa puntualiza sobre la familia en su discurso inaugural y que se cita en los números 114, 302 y 432: “La familia, ´patrimonio de la humanidad´, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños.  Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente... La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos.”   En el n. 435 nos dice que “debe asumirse la preocupación por la familia como uno de los ejes transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia”.

Uno de los desafíos que tenemos es suscitar, reavivar, comprometer a las familias cristianas en la vocación misionera.  Recordemos siempre que "la familia está llamada a ser signo misionero para los alejados, para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven consecuentemente la fe recibida" (Juan Pablo II, Familiaris Consortio).