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Jornada Nacional de la Juventud

15 de agosto de 2020 

Querido joven, a ti te digo: levántate. Con esta hermosa frase tomada del santo evangelio de Lucas, su santidad el papa Francisco invita a vivir y a celebrar la XXXV Jornada Mundial de la Juventud. La primera pregunta que puede venir a mi mente es: Y qué es levantarse, es ponerse en movimiento hacia lo superior. Es desplazarse de una realidad baja a una alta. No es fácil levantarse de nuevo después de una caída dolorosa y con heridas. Sin embargo, también cada vez que se levanta se adquiere experiencia y se necesita aprender de ello para seguir el camino. Hoy debes levantarte de nuevo para transformar junto con todos los jóvenes las realidades difíciles que viven las familias colombianas.

Una de esas realidades que vive el mundo y el país es la devastadora tragedia de la pandemia del Covid-19, que ha cobrado la vida de miles de personas, en menos de un año. Pero también se debe reconocer que nuestra patria colombiana se ha enfrentado y se enfrenta a otras pandemias diariamente, la pandemia de la pobreza, del hambre, del racismo, de la corrupción, de la inseguridad, de las drogas, de los cultivos ilícitos, de la guerra, del desempleo, de la ideología de género, de la exclusión de Dios, y de muchas otras que se viven en el territorio nacional. ¿Cómo puedes ser partícipe de la trasformación que necesita nuestro país? ¿Cómo puedes levantarte de nuevo y dejar un legado a las futuras generaciones? Como dice el refrán popular los años no pasan en balde. Hoy somos jóvenes y mañana ya no seremos. Es hora de actuar.

Al mirar la imagen del afiche que acompaña la Jornada de la Juventud se ven dos jóvenes, una montaña de rocas, nubes que plasman un hermoso atardecer y una cruz el signo donde Jesús mostro su amor por la humanidad. ¿Y tú que ves?

Para poder levantarse se necesita ver donde se está, con quién se está y hacia donde se quiere ir. Hoy todas las diócesis de nuestro país están agradecidas con Dios y elevamos las plegarias al Dios Todopoderoso por el regalo de la vida, de las familias, de los misioneros, de los agentes de pastoral, del personal médico, de los jóvenes que ingresan al seminario o a la vida religiosa; jóvenes que se unen en el sacramento del matrimonio. Hoy se está agradecido y que bueno es ser agradecido por todos los dones y carismas que se han recibido de Dios.

Querido joven, ¿Tú qué ves en tu vida? Quiero invitarte a que mires las cosas positivas y bendiciones que has tenido a lo largo de este año. Te podrás dar cuenta junto con Jesús un hermoso paisaje. Desde allí verás, que valió la pena luchar por tus sueños, de levantarte a caminar.

Amado joven las siguientes palabras del papa Francisco dan un bello mensaje: Queridos jóvenes. No os dejéis robar esa sensibilidad. Que siempre podáis escuchar el gemido de quien sufre; dejaos conmover por aquellos que lloran y mueren en el mundo actual. “Ciertas realidades de la vida solamente se ven con los ojos limpios por las lágrimas” (Christus vivit, 76). Si sabéis llorar con quien llora, seréis verdaderamente felices. Muchos de vuestros coetáneos carecen de oportunidades, sufren violencia, persecución. Que sus heridas se conviertan en las vuestras, y seréis portadores de esperanza para este mundo. Podréis decir al hermano, a la hermana: Levántate, no estás solo”, y hacer experimentar que Dios Padre nos ama y que Jesús es su mano tendida para levantarnos.

El papa te invita a que abras tu corazón y a levantarte tomando la mano de Jesús. Con Él puedes llegar muy lejos porque Dios ha puesto en tu corazón la esperanza, el arraigo, la fortaleza, la valentía para romper todos los obstáculos, que como piedras o vallas quieren interponerse a los más bellos sueños de luchar por la justicia, el entusiasmo, la esperanza y la generosidad.

Joven Colombia te necesita. San Juan Pablo II, les decía a los jóvenes de Chile que ellos eran necesarios para cambiar el mundo. “Deseo recordaros que Dios cuenta con los jóvenes y las jóvenes para cambiar este mundo. El futuro de vuestra patria depende de vosotros. Vosotros mismos sois un futuro, el cual se configurará como presente según se configuren ahora vuestras vidas”. Este mundo está sediento y lentamente se desangra de tantas pandemias. Así mismo nuestro país necesita ser renovado por el Espíritu Santo ¡Levántate no tengas miedo!

Ya estamos para terminar este año 2020 y en el resto que queda del año, presta atención a lo que Dios está haciendo y transformando en tu vida. Él se manifiesta de diferentes formas en tu vida y así con una suave voz te dice: JOVEN A TI TE DIGO LEVANTATE” (Lc 7,14). La Virgen se levantó y fue a visitar a su prima Isabel. Al llegar Juan se saltó de gozo, en el vientre al escuchar el saludo de María.

¿Quieres levantarte? La batalla de Boyacá un siete de agosto de 1819 marco el inicio de nuestra independencia del confort para dejar un legado a las futuras generaciones. Caterine Ibarguen, Yuri Alvear, Mariana Pajón, Nairo Quintana y Edgar Bernal son algunos ejemplos colombianos que se han levantado y han dejado el nombre de Colombia en alto. Colombia cuenta con gente capaz. Colombia cuenta contigo.

Explicación del afiche

 “Joven a ti te digo: levántate”, es el lema de la Jornada Nacional de la Juventud Misionera 2020 y sobresale en su afiche, recordando el encuentro de Jesús con la viuda de Naín, en donde lleno de misericordia resucita a su hijo único, cuando es llevado ya a la sepultura, pasaje narrado por el evangelista Lucas en su capítulo 7, versículos del 11 al 17.

La montaña: en este afiche es una invitación a subir a la montaña, figura utilizada en las Sagradas Escrituras para hacer alusión al lugar de encuentro con Dios, en la montaña el Señor llama a Moisés, en la montaña el Señor entregó su Ley, en la montaña Jesús eligió a sus apóstoles, en la montaña se transfiguró y en la montaña entregó su vida como máxima prueba de amor, esa montaña es la oración, a la que hoy se ven llamados los jóvenes, la oración como un espacio privilegiado e íntimo en la cotidianidad del joven misionero, la oración a la que somos convocados por la fe, y que debe ser una decisión valiente de cada día. ¡Joven, arriésgate y sube a la montaña con Jesús!

La cruz: en esa montaña de la imagen que nos convoca, encontramos el signo de la cruz, porque es allí en la oración, en el encuentro con quien nos elige, en donde descubrimos la plenitud de su amor entregado en el sacrificio del calvario. Una cruz de luz, no es el signo de quien muere fracasado, es la fuerza que irradia aquella entrega que hoy sigue haciéndose presente en el sacramento de la Eucaristía, en donde se recargan todas las ganas y el espíritu de quien acepta la llamada de Cristo. Es la cruz la que nos recuerda el peso de la misión, quien acepta a Jesús en su vida, acepta hacerse uno con ese sacrificio de amor por el mundo, acepta la tarea de hacerse Evangelio de vida para los demás, acepta la responsabilidad de entregar el mismo amor que recibe de Dios a todos sus hermanos, como lo hizo Cristo, hasta el extremo y más allá de las fronteras.

Los jóvenes misioneros: son dos jóvenes quienes suben la montaña, y uno extiende su mano al otro, impulsándolo a seguir avanzando hacia la cima. Bien podría ser la imagen de Jesús que nos tiende su mano y nos invita a levantarnos, pero también puede ser la imagen de quienes avanzan con nosotros, somos Iglesia y avanzamos en comunidad, Jesús nos envía de dos en dos, porque sabe que siempre necesitamos un apoyo para el camino; porque sabe que solos no podemos llevar a cabo la labor evangelizadora. El joven misionero reconoce la insuficiencia de sus fuerzas ante la gran llamada de Jesús y valora la compañía de quienes son sus hermanos, valora la experiencia comunitaria que nos brinda la Iglesia como Madre y descubre en quienes le rodean la mano tendida de Jesús que siempre nos llama a avanzar e ir más allá. ¡Joven, vive tu vida de comunidad!

Cada uno de nosotros: cuando el evangelista escribió el pasaje de la resurrección del hijo de la viuda de Naín, no brinda al lector el nombre del joven protagonista de aquel encuentro milagroso, permitiendo que podamos identificarnos en la persona de quien Jesús llama y levanta, trayendo a una nueva vida.

Así este afiche y su mensaje también es una llamada a cada uno de nosotros, una llamada por nuestro propio nombre, una llamada a aprender del amor de Jesús en ese camino de subida a la montaña, una llamada a encontrarnos con él en la oración, una llamada a descubrir su amor y alimento en la vida sacramental, una llamada a celebrar la fe y proyectarla en comunidad, una llamada a la nueva vida en el amor de quien nos amó primero: ¡Joven, a ti te digo: ¡Levántate!

Descarga el afiche

1.   Catequesis - Julio 18 del 2020

2.   Catequesis - Julio 25 del 2020

3.   Catequesis - Agosto 1 del 2020

4.   Catequesis - Agosto 8 del 2020

5.    Catequesis- Agosto 15 del 2020

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