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Pbro. Javier Alexis Gil Henao

Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Colombia

El Santo Padre Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones de este año nos dice que “el próximo Octubre Misionero será una oportunidad para hacernos discípulos misioneros, cada vez más apasionados por Jesús y su misión, hasta los confines de la tierra”.

El Papa san Juan Pablo II afirmó que “la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!” (RM, 2).

Es providencial que en este Octubre Misionero, del 3 al 28, se desarrolle en Roma, con el Santo Padre, el Sínodo de los obispos sobre el siguiente tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. La misión rejuvenece la Iglesia, un bautizado con viva conciencia misionera es siempre joven porque lo guía el Espíritu Santo que lo empuja a evangelizar al estilo de san Pablo que nos compartió la fuente de su espíritu misionero cuando dijo: “el amor de Cristo nos apremia” (2Cor. 5,14).

El Papa Francisco, en el ya citado mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, nos recuerda que “las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones jóvenes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes”. La cooperación espiritual y material es una consecuencia natural de un corazón agradecido con Dios por el don de la fe, es el fruto que brota de una fe viva que no puede encerrarse en sí misma, sino que siente la necesidad de salir de sí y abrasar el mundo entero con el fuego de la caridad de Cristo, por eso participa en la misión de la Iglesia con su oración, su testimonio, su apostolado y su ayuda económica por las misiones.

“La misión es un problema de fe, es el índice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros” (RM, 11). Entonces, la misión es el termómetro que mide nuestro grado de amor a Jesucristo. Un modo concreto de ser misioneros es cooperar con fe en la obra evangelizadora.

A nombre del Santo Padre, desde las OMP, agradecemos a todos su participación en la misión que Cristo nos confió de hacer que todos los pueblos sean sus discípulos (cf. Mt. 28,19). Particularmente agradecemos su testimonio de santidad y misión, su oración y su ofrenda económica por las misiones. Con toda seguridad de fe, el Señor recompensará con santas vocaciones y con sorpresivas gracias espirituales y materiales a las Iglesias Particulares, a las comunidades eclesiales y a las personas que con cariño dan su ofrenda en las eucaristías del Domingo Mundial de las Misiones, DOMUND y en las diversas iniciativas que se tienen para aumentar la colecta de misiones que nos pide el Santo el Padre.

Dios les pague.